HOMBRE SIN BRAZOS

Por Armando Avalos
En una mañana fría en Wahsington D.C. conocí a Tony Meléndez. El nicaragüense que nació sin brazos y que conmovió al mundo con su música tocada con sus pies. El hombre que recibió del propio Papa Juan Pablo II la misión de llevar a la gente esperanza y ganas de luchar en la vida.

Cuando fui a entrevistarlo en un hotel en la capital de los Estados Unidos, encontré a un hombre sencillo y jovial. Me acerqué y le extendí la mano, y él, me extendió su pie derecho. Los dos nos reímos de la escena y al conversar con él me dejó una gran lección. Que en la vida, solo seremos derrotados si lo permitimos.

Tony nació sin brazos luego que a su madre, le dieron cuando gestaba, una medicina llamada Talidomina que afectó su embarazo. “De niño los otros pequeños se asustaban de mí. Gritaban ese niño ¡no tiene brazos! Y eso me dolía” me comentaba Tony Meléndez mientras abría con sus pies el estuche de su guitarra y comenzaba a tocar una de sus canciones.

“A veces la gente se queja de las cosas que les pasa y pierden la esperanza. Una vez me preguntaron, Tony donde están los milagros y yo les dije, cuando veo una mano y esa mano se levanta, para mí eso, es un milagro”.

Tony Meléndez en un concierto en Los Ángeles, conmovió al Papa Juan Pablo II cuando entró al escenario y dijeron por los parlantes que tocaría la guitarra. El Santo Padre y la gente al verlo sin brazos se quedaron en silencio e sin comprender cómo podría tocar la guitarra. Un asistente colocó la guitarra en el piso. Tony se sacó las sandalias y comenzó a tocar una melodía hermosa en medio de un público que con lágrimas en los ojos no dejaba de aplaudirlo.

Esa tarde, el Papa peregrino con una dulce mirada se le acercó y lo beso en la frente y le dijo: “Tony eres verdaderamente un joven valiente. Nos has dado esperanza a todos. Mi deseo es que continúes dado esperanza a la gente en el mundo”.

Desde ese día, Tony Meléndez se animó a crear una ONG para ayudar a las personas y motivarlas. En ese encuentro en su habitación de hotel, me dijo: “Ese día cuando estuve con el Papa era como si me habría puesto un letrero en la frente que decía tienes que ayudar. Es como si Dios a través de ese santo hombre me habría dicho, Tony, tienes que cantar, tienes que enseñar, tienes que ser mis pies y tal vez mis manos. Por eso para mí la música es mi mejor conexión con Dios y es la forma que trato de servirle”, me decía emocionado mientras me llevaba a uno de sus conciertos en una Universidad de Whasington.

El día que Juan Pablo II falleció, Tony Meléndez le cantó en los premios Billboard la canción que le inspiró a llevar su palabra por todo el mundo. “No Tengas Miedo” era la frase que le susurró el Papa en el oído cuando le dio la misión de llevar esperanza a la gente y fue la canción que entre lágrimas Tony Melendez le cantó como último adiós.

Cuando me despedí de Tony Meléndez, el con sus pies sacó de una mochila, un DVD con la música de uno de sus conciertos. Le agradecí y unos años después, encontré grabando otro reportaje en Lima, a una joven parapléjica que oraba todas las noches a una imagen del Papa Juan Pablo II para recuperarse de la situación que afrontaba.

Al ver su fe, le obsequié ese DVD que me dio Tony Meléndez y le dije que era la música de un hombre lisiado que el propio Papa Juan Pablo II le había encomendado a dar esperanza a los más necesitados. La joven parapléjica me agarro fuerte la mano y supe que era su forma de decirme gracias.

Al pie de la cama de esa joven supe que Dios nos envía siempre ángeles en forma de grandes personas, como Tony Meléndez para recordarnos el amor que nos tiene y para no olvidar que una de las cosas más poderosas que tiene el ser humano para superar cualquier dificultad, es la esperanza.

Por MAURIPOOL