En la comunidad nativa de Imaza, en Amazonas, una niña awajún bebe el agua que cae del caño, así calma su sed. Antes, lo hacía directamente del rio o de alguna planta como el bambú que almacena agua de las lluvias. Así como ella, pobladores de 185 comunidades rurales de 18 departamentos del país ya consumen agua clorada, en el plan multisectorial de lucha contra la anemia y la desnutrición.

Esto es posible con Agua Más, proyecto ejecutado por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social a través de Foncodes, que está permitiendo el acceso al agua saludable para cuidar la salud y la vida de la población más vulnerable, especialmente de adultos mayores y niños.

Por otro lado, más de 200 mil familias usuarias del proyecto Haku Wiñay/Noa Jayatai de las zonas rurales de la sierra y la selva consumen agua segura (hervida con hierbas aromáticas de la localidad), otra práctica saludable que combate las bacterias. Se les entrega un kit: tetera, balde para el almacenamiento del agua con surtidor y un vaso de metal para beber.

Estas acciones del Estado peruano se evidencian como un logro, a propósito del Día Mundial del Agua, instaurado por Naciones Unidas.

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