Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía
De no ser por el poema “CANTO CORAL A TUPAC AMARU” de Alejandro ROMUALDO , José Gabriel Condorcanqui ya sería un héroe olvidado, muchas instituciones llevan su nombre, muchos pueblos jóvenes, distritos y centros poblados designaron su calificativo en honor a Túpac Amaru , el rebelde paradigma de las revoluciones sucedidas en el continente americano, Túpac no era un serrano cualquiera describe Charles Walker en su libro LA REBELION DE TUPAC AMARU, “Amaru” significa serpiente alada y “Túpac” sangre inca, Túpac Amaru sabia español, latín y más de 10 dialectos quechuas que existían en el Perú andino, educado en instituciones católicas de alto prestigio, logro ser un empresario hábil , exitoso y emprendedor ya que fue quien logro exportar productos a Europa gracias a sus vínculos con españoles afincados en el Perú, le debemos a Túpac Amaru los inicios de los Tratados de Libre comercio con el viejo continente y la generación de empleos para los indios en pleno siglo mercantilista, proponiendo en su praxis económica un capitalismo social de mercado.
Cuando llego a educarse y especializarse en comercio exterior en Europa, de paso recibió las ideas e influencia de los filósofos de lo que posteriormente se denominó la revolución francesa y fue allí que nació su interés en hacer de Latinoamérica un continente libre de la opresión social y económica de España.
Tenía 42 años cuando estaba en su mejor apogeo como líder Kuraka, una buena esposa Micaela Bastidas y buenos hijos, lo tenía todo: dinero, salud, educación, negocios prósperos, hijos bien educados, ¿qué más pedir?, ¿era suficiente?, ¿no te pasa eso cuando ya te sientes un hombre o mujer exitoso y feliz de tu tiempo?, sin embargo la idea de la libertad social era cada vez más punzante en la conciencia de Túpac Amaru.
Por eso inicio la empresa más importante, trascendente y significativa de su vida, libertar a su pueblo de la opresión de la monarquía, de la tiranía y de la explotación inmisericorde de los indios y mestizos del Perú; los criollos ya se habían acostado y conformado con lo que le daban los españoles: tierras, títulos y cargos de medio nivel, se acomodaron al sistema una vez caído el imperio, como lo hacen hasta hoy los de la costa y del llano del Perú, gente pragmática, utilitaria, y acomodaticia, que se conforman con tener la llave del jardín pero no de la hacienda.
Túpac Amaru junto a todos los pordioseros, miserables y pobres de la zona del ande que reclamaban sus tierras, el trato legal y comercial justo y el respeto a las costumbres etnias y más aún ser libres como país; los junto y fue el movimiento latinoamericano génesis de las independencias logradas por Bolívar y San Martin 40 años después.
Hoy se requieren más Túpac “Amarus” no para libertarnos de los opresores, hoy se requieren líderes para otras batallas democráticas como la lucha por los trabajadores esmirriados y explotados que oprime el sistema capitalista, asumir la lucha por un medio ambiente sano y sin contaminación, asumir la exigencia de que se compense por el uso de nuestros suelos, de nuestro agua y de nuestro patrimonio cultural degradado, hoy se requiere nuevos héroes para liderar la lucha contra la delincuencia, el robo, y el latrocinio institucional que perjudica al país.
En 1980 un niño de 11 años conto que cuando estaba pastando sus ovejas por el gran cerro vio con su caballo a Túpac Amaru y este gritaba ¡qispikay, qispikay, qispikay¡ ¡libertad, libertad, libertad¡

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