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El amor de mamá. “La impronta que impulsará nuestro talento”

Maribel Tuesta al lado de su hija, María Isabel Gutierrez. Un ejemplo de la fortaleza y apoyo de una mamá.

Por: Armando Avalos

Maribel Tuesta bailaba emocionada una marinera en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez mientras a su alrededor decenas de personas la aplaudían y no paraban de gritar ¡Perú!, ¡Perú! Doña Maribel levantaba la bandera peruana orgullosa porque su hija le había dado a nuestro país una medalla en los Panamericanos de Física de Cuba.
La jovencita que ella sigue viendo como su bebé, la que cada tarde la acompaña entre bromas a preparar sus dulces, la que veía amanecerse estudiando y a quien tenía que cubrir con una manta al quedarse dormida encima de sus libros cada noche.

Cuando su hija María Isabel descendió del avión, Maribel Tuesta la cubrió con la bandera y se confundieron en un tierno abrazo. Le susurró en el oído lo mucho que la amaba y le agradecía por ser simplemente como era, un genio de noble corazón.

Cuando conocí a Doña Maribel y su hija María Isabel Gutierrez fue en el Colegio Prolog de Villa María del Triunfo junto a un grupo de padres de jóvenes prodigios. Doña Maribel destacaba por ser la más alegre y quien fue víctima de mis bromas. Pero esa mañana sentí en la mirada de ella con su hija, a dos almas gemelas. No pude dejar de observar con gusto la forma en que se trataban con respeto, pícara complicidad y mucho amor y, por eso decidí escribir sobre el extraordinario poder que tiene el amor de mamá en las personas.

Yo soy padre y si bien adoro a mis hijos, creo sin poder negar cierta envidia, que no se compara con el amor que una madre puede dar a sus hijos. El amor de mamá es incondicional. La relación que tienen las madres al concebir y al llevar dentro de su ser a una persona es uno de los hechos más sublimes que nos regala la naturaleza.
Ese amor que recibimos desde que estamos en la barriga de mamá, cuando nos canta o nos habla desde antes de nacer, cuando nos amamanta, cuando nos corrige y nos ayuda a crecer es imborrable y nos guiará toda la vida como seres humanos. Es lo que los psicólogos llaman impronta.

La impronta son las cosas que generan en la persona una huella y un recuerdo profundo en la mente. Puede ser algo doloroso o traumático en algunos casos o extraordinario y motivador en otros, como el recibir el amor de mamá.
El 80% de los actos y emociones que generan una impronta es sellado por el cerebro humano en el periodo de nuestra niñez. Fundamentalmente entre los 0 a 8 años. Son esas experiencias que condicionaran nuestra vida emocional. Las que cuando seamos grandes no se borraran jamás de nuestro subconsciente, la que nos hará añorar el hogar, la que al oír una música nos llenara de recuerdos o el olor a un pastel que nos volverá a la mente la sonrisa de alguien que amamos.

LA MAMÁ DE EDISON
Thomas Alva Edison fue uno de los inventores más grandes de todos los tiempos. A él le debemos muchos inventos que ahora disfrutamos, como la cámara de cine, la bombilla eléctrica y el fonógrafo que dio paso a la radio. Pero pocos saben que su genio surgió gracias al amor y apoyo que recibió de su madre Nancy Matthews Elliott cuando era muy pequeño.

Una mañana el joven Thomas Alva Edison lo llamaron a la dirección del colegio donde estudiaba. El profesor le dio una carta con la orden que se lo diera a su madre.

Edison llegó a su casa y le entregó la carta a su mamá. La miró a los ojos y le preguntó que decía la carta. Su madre comenzó a llorar y con los ojos brillosos lo cogió de las manos y le dijo: “Thomas aquí en la carta dice que eres un niño muy especial. En tu colegio ya no pueden enseñare nada más porque eres el más listo. También dice que, a partir de hoy, seré yo quien me encargaré de enseñarte. Ellos no saben cómo hacerlo”.
Desde ese día, la madre de Thomas Alva Edison se dedicó a enseñarle en casa. Pero sobre todo le dio confianza y mucho amor. Fue la mujer que despertó la chispa del saber en su mente y que lo llevó a ser una de las mentes más brillantes de todos los tiempos.

El día que Nancy Matthews Elliot murió, su hijo Thomas Alva Edison ya considerado un gran empresario y toda una eminencia, regresó su casa. Tras dar el último adiós a su mamá, encontró la carta que de niño le llevó a su madre. Abrió la carta y comenzó a leerla. Y esta vez fue Thomas Alva Edison quien comenzó a llorar como un niño.
La carta no decía lo que su madre le había dicho de pequeño. La carta decía: “Thomas es un niño enfermo mentalmente. No le permitimos que vuelva al colegio”.

Ese era el ejemplo de coraje y fortaleza de una madre que lo protegió y cuidó como una fiera leona. Una mujer que demostró que no hay nada que no pueda hacer el amor de una madre.
Y ahora se sabe que el amor de una madre o el que damos como padres, es uno de los pilares emocionales de nuestros hijos y un elemento que hará despertar su talento en la vida.

Como Doña Maribel o la madre de Thomas Alva Edison, es el amor de mamá, el motivador más grande que existe y que borra todas las etiquetas que algunos puedan tener. No es necesario hacer un artículo a la madre en su Día, porque son ellas las que cada día dan al mundo ejemplos enormes de fortaleza y amor. Si tiene a su madre dele las gracias, pero sobre todo trate de ser la mejor versión de usted mismo y no la defraude.

Por MAURIPOOL